Lo sé, lo sé, lo sabemos, pero no está demás recordarlo
Miro con asombro los paisajes idílicos, de postal de kiosko en verano, deleitándome, saboreando el viaje. Todo es verde, calmo, relajante.
Ellos, con espanto, con incognitas en los ojos, en el cuerpo, en el alma. Todo es azul, inmensamente azul. O gris. La mayoría de las veces negro, un oscuro abismo en el que se mecen.
Viajo cómoda, confortablemente, en el calor mullido, sereno y agradable de puntuales trenes.
Ellos, a merced del frío, las corrientes, las olas, de modernos piratas que los engañan en pateras, barcazas, cayucos (ya se sabe que necesitamos ponerle nombre a las cosas que desconocemos, nos hacen sentirnos más seguros).
Un hombre con un carrito rebosante de comida y bebida atraviesa el pasillo del vagón.
A ellos, ya hace tiempo que se les agotaron el agua y los alimentos.
Yo cruzo Suiza con destino a Lucerna.
Ellos, el Atlántico, hacia no se sabe dónde.
PD: Gracias a Comuniccad, por la contaminación; a Manolo García, a quien le debo una de inspiración; a Maru Sánchez, por su luz constante y eterna; a Luis García Montero, por acompañarme este día.
2 Comments:
"Todo es azul, inmensamente azul". Ya me lo estoy imaginando todo aquello. Debe ser espectacular. Haz muchas fotos eh?Por cierto, bienvenido a la blogosfera. Esperon que este blog continúa su andadura mucho tiempo. Hasta la vista.
Gracias, xatos, por las visitas. Se agradece leer a gente querida y los besos por partida doble. Mejor, uno en cada mejilla. No te pongas celoso, José.
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