martes, diciembre 12, 2006

Ya llegan

A mucha gente no le gusta las fiestas que se asoman. Lo entiendo, como también comprendo a aquellos que disfrutan con estos días, no por las comilonas, los regalos, y las chorradas que tratan de imponer desde El Corte Inglés y los medios de comunicación (la sarta de películas chorras qe nos esperan en la parrillas). Me explico.

Se acerca la Navidad y mi madre empieza a ponerse nerviosa. No lo reconocerá, pero ya se emociona.

Vuelven sus polluelos. Bueno, algunos, como el Napias, lo tiene todo el año, pero como sólo se presenta en su casa para que le haga arroz con costra y le planche camisas, pues no cuenta.

Regresan los malayos, cargados de latas de las Rías Baixas, por que a mi hermano el Conde como le pongas una de Hacendado te la tira a la cabeza. Luego no se entera cuando le das unos berberechos del Carrefour y le dices que son del Corte Inglés. "Ves, si donde hay calidad...".

Aterriza el suizo, con su parsimonia, sus quesos gruyere, los bombones, las flautas alpinas y una paciencia a prueba de bombas.

Aparece el valenciano, ordenando cómo se tiene que encender la chimenea, pegado al teléfono móvil, dando instrucciones tajantes sobre todo.

Y llega la catalana, con una sonrisa enorme y refunfuñando al mismo tiempo porque los "sanguangos" de sus hermanos no dan palo al agua para limpiar la casa.

Incluso se presentará la "turquita", para destrozar el roscón a la búsqueda de la corona imperial, aunque siempre acabe sacando el haba y se enfurruñe y diga que "eso es trampa, todos los años me toca a mí".

Por eso me gustan estos días, porque están todos y con ellos arriban las risas, las complicidades, los enfados, el cariño y todo lo demás que, por sus trabajos tan lejanos, no podemos disfrutar más a menudo. El resto, sólo es el embalaje.