Días de siesta
Los efectos de desmanes psicotrópicos de vidas anteriores parece que se me vienen en los sueños de este fin de semana. ¡No dicen que el deporte elimina toxinas! O será que mi subconsciente, ante las tareas pendientes, me alerta de que no debo hacerme siestas. Lo más probable es que estas dos últimas mañanas de bicicleta y sol han surtido el efecto contrario.Ayer me colgaba de los labios de una antigua alumna, sin rostro y con voz ronca, en la puerta de un despacho de la universidad, antes de que un compañero de profesión, con camiseta de rugby y maletín de ejecutivo, nos pillara en el desliz.
Hoy ha ido a más. Me quedaba colgado en una gasolinera camino de San Sebastián con dos gasolineros salidos de un relato corto de Hunter S. Thompson que repetían cada frase del otro, mientras me dejaban un bolígrafo que al escribir agrandaba y deformaba las letras irisándolas de colores vivos y resplandecientes. Cuando al ver un coche de la policía secreta creía que mi suerte cambiaría, pero al abrirse las puertas y descender, los agentes resultaban ser actores en una performance sobre la prostitución de carretera. Al final, me subía en un seiscientos con cuatro tipos y sus correspondientes maletas camino de Madrid.
¡Uff, lo dicho!
2 Comments:
¿tu que has fumado?
Mankiewick, imagínate si me hubiera relacionado con la "peligrosa".
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